Valor

Te miro desde el camión, mientras en la banqueta barres tus pasos como quien no quiere dejar huella. Yo recojo lo que otros tiran, pero a ti… a ti te quiero juntar con cuidado, como si fueras el pedazo limpio de ciudad que se salvó del olvido. En cada vuelta me digo: “no seas güey, díselo ya”, pero me gana el silencio, como cuando la bolsa está rota y uno la levanta sin hacer ruido pa’ que no se riegue todo.

No tengo flores, pero tengo olor a madrugada, a guantes sudados y a chamba bien hecha. Si supieras cómo me brillan los ojos cuando te asomas con tu cafecito al paso del camión. No traigo carrazo, pero mi camión canta, rechina y late, como mi pecho cuando pasas. Si tú quisieras, te recojo cada noche —no como basura, sino como tesoro perdido entre las calles de esta ciudad rota y hermosa.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Besos y estrellas

Hoy

Tan solo