Lejos
Nos fuimos soltando como se enfría el café olvidado en la mesa, sin discusiones, sin portazos, sólo dejando que los días pasaran. Aún quedan pedacitos de tus risas flotando en el aire tibio de esas tardes de verano, como si el calor guardara un eco de lo que fuimos.
Si este adiós llega en una esquina cualquiera, que sea en una de esas por donde reímos tanto. Donde la ciudad nos vio tomados de la mano, sin saber que un día pasaríamos por ahí sin mirarnos. Tal vez entonces, al cruzarnos, nuestras sombras se reconozcan antes que nosotros.
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