Deseos

¿Que más da si no nos tenemos?, con que nos comamos a besos y empecemos de nuevo, con ganas y tiempo, jugando este doloroso juego de gusta y lastima, que nos devora y nos mantiene despiertos, sin mordidas, sin rasguños, pero con latidos acelerados que nos tienen presos, con miradas y toqueteos, con ansias y deseos, que arrancan la poca voluntad y nos dominan sin miedo, buscando ese lugar de donde sale el latido, no siempre llegando al corazón, sino encontrando la fibra misma que nos mueve a cada momento y en cada roce de nuestro cuerpo, besos que no son besos, miradas sin ojos, latidos sin corazón, solo el humo del deseo y tu tiempo y el mío, siendo llamados destino y el único camino.

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