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Dicen que llovía, yo sólo vi el día, ese mismo día en que nací, las flores regresaban a su tamaño segundo mes del año, tercero mes de frío y mi corazón sonreía, que bello recuerdo el de tu mirada, aquella brisa movía tu cabello y me mirabas con tus ojos de avellana, nunca me imaginé que unos inviernos después llegarían las canas y se repetía el día en que tu sonrisa era como la mía, gracias a la vida, gracias al destino, gracias por darme la alegría, ahora se que la brisa está dormida, porque aún en la neblina, yo soy reflejo de tu vida, gracias destino, por dejarme ser tu hijo.

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