Ella

Como otras mañanas ella llamo mi atención, cabello suelto y cubriéndole el rostro, lentes a media mirada y leyendo el teléfono, siempre esa parte que me dejaba ver de su rostro me hipnotizaba, me dejaba con ganas de conocer más, la primera vez casi ni lo noté, pero ella me notó, pasaron más días, muchos más viajes y ella iluminaba la estación, dejando ver medio rostro para todos y un rompecabezas para mi, que mi memoria hacía el intento por resolver y mirar completamente, algunas veces con audífonos, con otros lentes, con un café en la mano y cuando tenía suerte alzando la mirada antes de que llegara el metro, esta vez mi mente la miraba pero mis ojos no, pensaba en su media belleza que ya conocía y sin aviso alguno volteo hacia mi, todo mi ser cayó, mi espíritu quería escapar y solo alcancé a mirar un par de lágrimas que por su mejilla caían, gemelas una detrás de otra, avisando que venían más, quería estar a su lado, quería abrazarla, quería solo tocar su mano, caminé lenta y disimuladamente hacía ella y escuché sus sollozos, no comprendí, lo que siguió, en cámara lenta ella camino, la brisa avisaba lo inminente, el tren llegaba a tiempo, su cuerpo flotó y salió de el andén, estiré mis brazos dormidos y toqué su mano, solo me miro al fin y vi su rostro completo diciendo, gracias, gracias por estar, grite pidiendo ayuda, el ruido del tren no dejaba escuchar nada y la vida pasaba a mucha velocidad, nunca encontraron nada de ella e incluso dijeron que yo la alucinaba, pero yo se que existió y se fue, pero todas las mañanas antes de abordar aún veo su media sonrisa, que me dice con solo ese gesto que ella está bien y que algún día la volveré a ver, leyendo su teléfono en la misma estación del tren.

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