Uno para el otro

Y en una noche cualquiera nos encontramos los dos perdidos, buscando, con miedo, deseando no estar solos, tu caminado a la derecha y yo caminando a la izquierda, lo único que compartíamos era el latido del corazón, ese latido con ritmo acelerado y a la vez pausado, que dejaba ver nuestro miedo y algo más, esa sensación de tener la piel en la espera de una caricia o el palpitar de los labios al desear un beso, así seguíamos caminando, seguíamos queriendo encontrarnos pero sin saber que estábamos cerca el uno del otro, un paso, un latido y cada vez más cerca el corazón, el deseo, el miedo y la pasión, de repente sin imaginarlo solo un árbol nos separaba, la cabeza nos punzaba y la vida se nos escapaba en cada respiración, volvía ese miedo a no saber qué pasa, pero era más el deseo a querer que pasara, rodeamos el árbol y nos miramos de frente, tan frágiles, tan miedosos y tan extraños, nuestras miradas se encontraron después de explorar nuestros cuerpos con la mirada, temblaron y a cada paso que dábamos sin darnos cuenta no íbamos acercando, nos íbamos acostumbrando uno al otro, nos íbamos amando, solo bastó un toque, un roce diminuto, un destello en la oscuridad de la noche, una luna, una estrella pálida, un amor eterno, ese amor que todos los enamorados buscan y que algunos encuentran, señalando al cielo, mirando las estrellas y señalando solo una, la misma estrella que nosotros vimos, cuando nos convertimos en solo uno.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Multivac dice: Crestomatia

Oportunidad

Ya no hay más